Tu tribu, tu identidad

Yo soy él y él es yo. Me defino a través del otro y el otro se define a través mío. Para ser tiene que serlo en relación a algo o a alguien, a favor o en contra.

Hay algo más fuerte que los intereses económicos, que lo racional, que el deber, incluso que el amor por alguien: tu tribu.

Tu tribu es tu identidad y por definición no hay nada más importante que tu identidad. Traicionar a tu tribu es traicionarte a ti mismo y eso duele porque es ir en contra de tu formación, de tu naturaleza y de la evolución milenaria de convivencia en tribus. Gracias a la idea de la tribu hemos sobrevivido como especie.

El gregarismo es parte de nuestra condición; no sabemos ni podemos estar solos. Aislados nos sentimos indefensos, somos víctimas de nuestras propensiones extremas, nos polarizamos, perdemos la razón, nos come la naturaleza.

Le debemos a la tribu. No sólo a nivel fisiológico, sino a nivel psicológico y social porque nos ayuda con la carga existencial y nos provee de formatos de interacción con el mundo.

En política, a la hora de las elecciones, votas por el candidato que más se identifique con tu tribu, no votas por el que más "te convenga", ni por el que presente "el mejor plan de gobierno", ni por el que tenga "mayor preparación"; votas por tu identidad.

En un corporativo tienes a tu grupo cercano y con él no hay secretos, se pasan tips y chismes, se cuidan las espaldas. En el comedor de la empresa es fácil divisar a las tribus porque andan siempre juntas y tienen rutinas muy parecidas.

La lealtad es hacia a la tribu, más que a la institución misma. Si uno de los líderes cambia de trabajo, se lleva a los miembros de la tribu con él y pasan de empresa a empresa, de proyecto en proyecto.

En lo social, la gente que anda junta también se parece. Siéntate en un aeropuerto y observa con atención: un grupo de tres señoras, cerca de los 50 años de edad, todas con jeans, el pelo pintado de rubio, busto artificial, bolsa de marca, aferrándose a la juventud; cuatro adolescentes despeinados, con pantalones y camisetas negras, tatuajes, pintándole su raya a los adultos; un par de hombres de negocios, los dos con traje oscuro y corbata roja, pelo corto, caminando a paso marcial, como marchando por el pasillo del éxito; dos geeks, con lentes, trabajando en sus computadoras en una esquina; dos hombres con botas picudas y cinto de hebilla grande, llevando el campo a la urbanidad.

Y si tuvieras la oportunidad de estar un rato con ellos, verías la similitud en la forma de hablar, en las palabras que usan y hasta en el manoteo de manos. Es fascinante como son parte del mismo "molde".

Por eso es relevante ubicar bien a un segmento de mercado específico porque sus miembros se comportan igual. Si das con el micro-segmento y lo conoces de manera precisa, puede ser más rentable que si identificas a un macro-segmento pero lo conoces de manera general.

Cada quien de los que frecuentamos son una extensión de nosotros y, de la misma manera, no frecuentamos a aquellos que son "diferentes".

Cuando dos personas se conocen, en cuestión de segundos, buscan ubicarse el uno al otro. Existe un mecanismo innato que clasifica y categoriza.

Desde las primeras preguntas se inicia el proceso: dónde estudiaste, qué estudiaste, con quién te casaste, a quién conoces, cuánto dinero tienes, qué carro traes, de qué club eres socio.

Termina el "ubique mutuo" y concluyes: es o no es de los míos. Me refuerza y se identifica con mi identidad o no. Esto puede ser en dos sentidos: si se parece, es de los míos, así soy yo; si es lo opuesto, ese no es de los míos, así soy yo.

Es decir, una persona que se parece a ti te valida al igual que una persona que no se parece. En este último caso, por el hecho de que al señalar a algo como "no", implícitamente se señala el "sí". El punto es que los racistas y fanáticos en general están queriendo demostrar, por razones complicadas en su psiquis, que son muy de la tribu en función del grado de odio que manifiestan a lo contrario.

La tribu también tiene dimensiones posesivas interesantes: primero México que cualquier otro país; primero mi región, que cualquier otra región; primero mi ciudad, que cualquier otra ciudad; primero mi colonia, que cualquier otra colonia; primero mi manzana, que cualquier otra manzana; primero mi vecino inmediato que cualquier otro vecino; primero mi familia que cualquier otra familia.

Mucho se avanzaría en la ciencia de segmentación de mercados si se visualizaran los segmentos como tribus que tienen su propia cultura, sus rituales, sus valores, sus costumbres.

El yo tribal es otro "yo" más.


Texto generado sin IA

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