¿Propósitos de año nuevo? Mejor que sean para dejar de hacer cosas.

Y nos vuelven a dar otra oportunidad. Un año nuevo es para enmendar, corregir, replantear, volver a empezar. Es como un bello amanecer tras las pesadillas y tormentos de la noche anterior donde, después de dos tazas de café y leer el periódico, el monstruo de la noche se desvanece y vuelves a ver los problemas en su dimensión real.

¿Propósitos de año nuevo? Mejor que sean para dejar de hacer cosas.

¿Qué me quito de encima? ¿A qué actividad, proceso, ritual, persona o vicio, me sacudo? Hay que remover a lo que drena, hay que renunciar y dejar de hacer porque si no hay espacio, lo nuevo nunca llega. En lugar de llenarme de cosas/ideas/personas que me hacen más pesado, negativo, amargoso y lento, mejor llenarme de energía ligera y flexible.

Quizás haya que morir lo suficiente para podernos renovar. El renacer, replantear y reinventar, no pueden ocurrir si no hay una ceremonia que entierre lo que se pretende erradicar.

A lo que me refiero es hacia la disposición de morir en algo de nuestra vieja versión de nosotros mismos y renacer en la oportunidad, la energía creativa y la progresión del ciclo.

Es como atreverse a vivir varias vidas en lugar de solo una. De ser lo suficientemente irreverente como para atrevernos a ser otros, como el gusano que también sabe ser mariposa.

Pero no lo mismo, siempre. Es difícil y duro aceptar que para renacer hay que morir.

Año nuevo, vida nueva.

¡Feliz 2021!

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La felicidad es un invento y un anhelo que por definición es inalcanzable.