Somos luz y sombra. Tenemos virtudes y defectos, ideales nobles e ideales egoístas.

Somos luz y sombra. 

En el lado de la luz o la energía creativa: habrá quienes virtualmente vayan al Louvre o al Museo del Prado, tomen clases de yoga, meditación o cursos gratuitos de alguna universidad renombrada. También habrá quien aproveche para ponerse a dieta, conversar y convivir más y mejor con su pareja y/o familia.

En el lado de la sombra, o la energía destructiva: se incrementarán los casos de alcoholismo, drogadicción, visitas a sitios pornográficos, discusiones y violencia familiar. Lo anterior se agrava porque las reglas implícitas y de convivencia en casa se vinieron abajo y tienen que ser redefinidas ante el "exceso de presencia". Al mismo tiempo, se tiene que re-organizar la interacción y los espacios de soledad intermitente.

La forma en que manejamos la intimidad y estructuramos el tiempo son torales para el bienestar personal. Si libramos el reto personal, contribuimos al bienestar de la familia y de la sociedad. Es un efecto multiplicador que impacta eventualmente en el colectivo.

Si uno está bien y se mantiene bien, podrá sortear las vicisitudes del virus y la crisis económica que está en puerta. Si uno no está bien, cualquier viento en contra nos tumbará y nos llevaremos de encuentro a los que están cerca.

Entonces: a cuidar nuestra estabilidad física, mental y emocional. La auto-disciplina, la paz y la fuerza personal, son retos de toda la vida y sobretodo del día a día. La disciplina nos mantendrá en curso. Como decían los romanos: "vence el que se vence".

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El ego busca pertenecer; la esencia busca ser.

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El deseo suele ser una trampa.