De empresas familiares.

 
 

Hace unas semanas, me llamó un padre de familia dueño de una empresa, y me pidió que hablara con su hijo de 24 años para aconsejarlo. Estaba entre sus planes trabajar con la familia, y ése era justamente el dilema.

Hay industrias completas y miles de publicaciones dedicadas a coadyudar en la gestión e institucionalización de las empresas familiares y lidiar con las complejidades de la parentela interactuando en una organización.

Por mi parte, humildemente y hasta un tanto sesgado, les quiero aportar una idea que puede resultar controversial, pero antes, les aviento un mini-blitz de algunos casos que me ha tocado ver:
 
- Dos hermanos dueños de una empresa. El CEO dominante favorece a sus hijos frente a los sobrinos. Sin embargo, ambos están de acuerdo en pagar sueldos muy bajos, "para que aprendan a valorar". Sus hijos padecen para poder sacar adelante a sus familias.

- Al hijo de un empresario exitoso por fin le dan el puesto de CEO (nunca trabajó en otro lugar), pero le montan encima un Consejo que lo presiona hasta provocarle constantes ataques de pánico e inestabilidad emocional. Tiene dilemas en su matrimonio porque la esposa no quiere renunciar al nivel de vida que llevan y tampoco quiere ver tan mal a su marido.

- Dos hermanos, uno CEO y otro CMO, trabajan para su padre que está semirretirado. Entre ellos hay una rivalidad encarnada. El negocio es lo de menos. La lucha por el poder y por ser el favorito consume todo el oxígeno.

- Un negocio liderado por el hijo mayor, con un padre dizque retirado, pero que se la pasa dando órdenes contradictorias. Un día, el padre decide invitar a trabajar a su yerno. El yerno, medio flojón, no se siente realizado profesionalmente y siempre se está quejando. La esposa, hermana e hija, le declara la guerra a la familia porque "tienen aplastado a su marido".

- Esta última es una empresa grande, donde hay 3 hermanos laborando y el padre en su rol de semirretirado. Viven de contratos con duraciones de años, que les permiten algunos experimentos. Hay tensión familiar, natural, pero resuelven bien.

Aclaro que, como esta última, conozco varias empresas familiares que funcionan bien y son el ejemplo vivo de que sí se puede.

Pero la mayoría de los negocios familiares vive en un remolino psíquico y emocional, dominados por resentimientos, rivalidades, culpas y miedos.

Existe ambivalencia en el padre, que por un lado está orgulloso de su éxito, pero siente su obsolescencia, y por otro, se siente incómodo "cediendo el reino" a jóvenes sin experiencia.

Existe ambivalencia en los hijos, porque por un lado desean algo que consideran que les corresponde, y anhelan los beneficios económicos, pero por otro pueden resentir el no tener la opción de probar en otro lado, o de si serían exitosos, o no, por sí solos.

Durante casi 25 años de consultor y tras mucho pensarla y experimentarla, mi recomendación es la siguiente.

Los hijos no están para continuar con los sueños de sus padres. Al graduarse, deberían, en mi opinión, de volar por su rumbo y toparse con un mundo sin la protección familiar.

Así, se expondrán a diferentes tipos de experiencias, se conocerán mejor, se llenarán de cicatrices que portarán con orgullo toda su vida. Aprenderán el valor de la humildad y de la frustración.


Y sí, sí se puede trabajar en los negocios familiares si eso es lo que quieren tanto padre e hijo. Si pasados entre 3 y 5 años de estar fuera, el hijo decide participar en el negocio familiar, seguro le dará más valor a la empresa y será menos complicada la relación familiar. Si no quiere regresar ni a los 5 años, es que está feliz en su mundo. Y eso también está bien.

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