Pensar con los pies
“Las innovaciones frecuentemente son descubrimientos inesperados”.
En ocasiones las innovaciones son planeadas, orquestadas y ejecutadas impecablemente, pero la mayoría de las veces son producto de toquetear sistemáticamente algo hasta que "sientes" el camino de lo que puede ser y lo sigues y lo afinas constantemente hasta que lo logras.
Considero que el problema es la forma en que está conceptualizada la innovación: asociada a que necesariamente demanda tecnología y tiene que ser grandiosa y patentable; por lo que se suelen ignorar cientos de oportunidades que ahí están listas para ser explotadas sin tan sólo existiera un ojo clínico, o un proceso, para detectarlas y asignar recursos para explotarlas.
Por supuesto que esto del toqueteo implica errores y descartes. Fallar en los experimentos debe ser esperado, pero cada falla, es una aproximación al acierto. Entre más temprano y rápido falles, más dinero estás ahorrando en comparación con fallas tardías donde ya se invirtieron grandes cantidades de dinero, inversión psicológica y desgaste organizacional. Por eso conviene que los experimentos sean en pilotos aplicados en universos pequeños y controlados.
La innovación rara vez es hija de un proceso de planeación en la torre de marfil. Es caprichosa pero se deja ver a través de la interacción constante con el mercado donde, con suerte, suele descubrirse algo digno de explotarse.
Cuando se trata de innovación hay que pensar con los pies y las manos: andando y probando.
Texto generado sin IA