San Jorge y el dragón

“La inercia es como un monstruo que lentamente sabotea al cambio”.


Había una vez una ciudad llamada Silca, donde vivía un dragón terrible. Con sus alas enormes y aliento de fuego, exigía alimento cada día. Los habitantes le daban ovejas y bueyes, hasta que se agotaron y tuvieron que recurrir a ofrecerle doncellas, las cuales eran elegidas por sorteo.

Un día le tocó “la suerte” a la hija del rey. Cuando la bestia apareció y la princesa estaba a punto de ser sacrificada, apareció San Jorge en su caballo y con gran valentía enfrentó al monstruo. Lo hirió con su lanza y con ayuda de la princesa, logró someterlo.

Considerando la perspectiva jungiana, esta leyenda podría ser una representación de la lucha diaria de uno mismo contra el ego. Esa lucha entre lo que se es y lo que se quiere ser; o quizás debería decir: entre lo que ya no se quiere ser contra lo que podría ser. 

Ese debate constante entre dejar de hacer algo que nos acomoda, contra empezar algo nuevo. Cada cambio que hacemos, sin duda nos causa un desgaste de energía adicional, al tiempo que la rutina es un factor de eficiencia.

La familiaridad cuesta menos trabajo, cuando menos en el corto plazo. Por eso la frase "más vale malo conocido que bueno por conocer". Si se analiza con calma, la frase es bastante irracional: ¿Cómo es que va a ser mejor quedarse con lo malo que abrirse a conocer lo bueno?

Te invito a que en los próximos días hagas algo que nunca hayas hecho. 

Enfrenta al dragón. Atrévete y disfruta de la satisfacción de la renovación.


Texto generado sin IA

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