Tantea, apunta y fuego

“El mercado no premia el pasado, sino la capacidad de anticipar y adaptarse”.


La estrategia es un ejercicio dinámico: se elige un rumbo centrado en la oportunidad, se clarifican las prioridades, se despliega la ejecución y se alinea a la organización. Con el tiempo, la oportunidad terminará por mutar o erosionarse, el rumbo tiene que replantearse y en ocasiones son caminos que poco tienen que ver.

El secreto es saber qué tanto prolongar el enfoque cerrado, y cuándo y qué tanto abrirlo para descubrir el nuevo rumbo.

Una medida, pudiera ser lo que yo llamo la teoría de "el dedo gordo del pie en el futuro", donde, sin soltar la operación presente; por diseño, se generan iniciativas exploratorias continuas para tocar a la siguiente ola estratégica, aunque sea con "un dedo del pie" y toquetear sistemáticamente lo que podría ser el futuro.

Es decir, te arriesgas sólo lo suficiente y con pruebas pequeñas, evalúas si el rumbo tiene timing y resonancia con el mercado para que en su momento, muy rápidamente, puedas reaccionar e inyectar recursos y energía a ese nuevo rumbo descubierto.

Algo importante en este sentido es la visión del fracaso. Probar implica fracasar, pero si esos intentos son vistos como un paso evolutivo, se vuelven constructivos. Sin embargo, un error visto como una fatalidad inhibe la innovación y la experimentación.

En resumen, conviene que por diseño tengamos iniciativas exploratorias para tocar a la siguiente estrategia, aunque sea con el "dedo gordo del pie", aprender de los fracasos y tener la intención y la atención ahí listas.

Tanteas, apuntas. Tanteas, apuntas. Tanteas, apuntas, fuego.


Texto generado sin IA

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Sin renuncia no hay estrategia.