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Por Horacio Marchand

 
 
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Mecanismos de defensa: Protección a la frágil imagen del ego.

Los mecanismos de defensa de la psique conforman un patrón de conducta protectivo contra aquello que nos genera ansiedad, culpa o algún otro sentimiento desagradable.

Los mecanismos de defensa de la psique conforman un patrón de conducta protectivo contra aquello que nos genera ansiedad, culpa o algún otro sentimiento desagradable.

Por eso, en lugar de escuchar, pensamos lo que vamos a decir para defendernos; en lugar de aceptar una debilidad, gritamos más fuerte y golpeamos la mesa; en lugar de aceptar un error, culpamos a otros.

¿Cuáles son los mecanismos de defensa? Menciono los más comunes.

1. REPRESIÓN:

Se encarga de rechazar, inconscientemente, algún deseo, pulsión, evento o emoción, manteniéndolo fuera del consciente.  Por ejemplo: envidia, lujuria, celos, anhelos prohibidos, ganas de agredir.

2. NEGACIÓN:

Ocurre cuando lo reprimido “brota” a nivel de la conciencia a través de un señalamiento, o de un evento, y la persona lo niega.

3. PROYECCIÓN:

Consiste en que el material reprimido se observa fuera de uno mismo y se le atribuye a otras entidades. Las cosas y personas objeto de la proyección en realidad funcionan como un espejo que muestra partes de nosotros que no hemos integrado.

4. RETROFLEXIÓN:

Significa volverse hacia uno mismo, en la psicología Gestalt, establece que cualquier organismo o entidad, ante su frustración o incapacidad para resolverse/sortearse con éxito frente a su entorno, activa un proceso en el cual la energía psíquica se vierte en su contra.

5. INTROYECCIÓN:

Proceso inconsciente mediante el cual un individuo se identifica con otro sujeto o con un conjunto de personas cercanas y adopta sus ideas y conductas. Es como una internalización del entorno. En términos más coloquiales, nos «tragamos» el guion social completo, sin cuestionarlo, y lo actuamos de manera automática.  

6. COMPULSIÓN A LA REPETICIÓN:

Freud Definió este concepto como una psicopatología concreta de origen inconsciente, en virtud de la cual el sujeto se ubica de manera activa en situaciones penosas, tormentosas, desfavorables, repitiendo así experiencias antiguas. Lo peor es que cuando llegan a estas situaciones, que los psiquiatras llaman retraumatización, están convencidos de que son experiencias nuevas.

7. DESPLAZAMIENTO:

En un afán de justificación, se presenta un elemento externo como solución al problema.

8. RACIONALIZACIÓN:

Quiere mantener ocultas las verdaderas motivaciones a base de explicaciones, frecuentemente a posteriori, y lo trunca todo a base de "lógica".

Todo lo anterior funciona para proteger al ego, hasta cierto punto y en el plazo inmediato, pero en el transcurrir del tiempo se acumulan las consecuencias de la vida real. Y lo que sigue es otro mecanismo de defensa: buscarse a un chivo expiatorio que pague las consecuencias de ignorar la realidad.

En esta amalgama psíquica no hay forma de que los que están atrapados en su psique puedan apreciar la realidad y asuman las consecuencias de sus acciones y omisiones.

Hay que alejarnos del ego y movernos hacia la esencia personal, que es el insumo más fuerte del poder personal.

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El mayor reto de la especie humana es el ego.

Digo que es el reto más importante porque un ego desproporcionado compromete a la lucidez y afecta a la toma de decisiones. ¿Qué puede ser peor que eso?

El mayor reto de la especie humana es, sin duda, el ego, y con ello los egocéntricos y narcisistas que están en posiciones de poder. Digo que es el reto más importante porque un ego desproporcionado compromete a la lucidez y afecta a la toma de decisiones. ¿Qué puede ser peor que eso?

Bajo la perspectiva de psicología evolucionaria, se podría argumentar que la formación del ego es un proceso operacional indispensable para que un individuo sobreviva y se reproduzca, pero como todas las características humanas, tiene su lado positivo y negativo. El ego también es un tema de grado.

Entre la densidad psicológica de cómo se desarrolla el ego, viene al caso hablar de la Sombra y los complejos (CG Jung).

La Sombra, bajo el fenómeno de la represión, es aquella parte del psique que guarda todo lo que al ego no le gusta o le genera ansiedad, como: envidia, sentimientos de inferioridad, impulsos violentos, sexuales, etcétera; así como las partes no exploradas o desarrolladas.

Los complejos, por su parte, pueden verse como "zonas ciegas" que promueven respuestas irracionales: influyen en las intenciones y la voluntad del individuo; afectan el desempeño consciente; producen disturbios en la memoria y bloqueos en el flujo de asociaciones; aparecen y desaparecen según sus propias leyes, como si fueran seres independientes.

Dicho en forma coloquial: a la hora de reaccionar, el complejo va por delante.

Un ego agrandado no deja ver: te hace "perfecto" y a otros defectuosos. Al lidiar con un problema o con una oportunidad, el egocéntrico desvía su atención del problema en turno, del reto sistémico, de su responsabilidad institucional, y se centra en su ego. Sesgado, el ególatra busca cómo truncar la interpretación y la resolución, para que sean consistentes con su auto-concepto.

Conectado con el egocéntrico está el Narcisista. Las sutilezas psicoanalíticas entre el egocentrista, el narcisista y el psicópata, las dejaré para otra ocasión, pero valga decir que, en cualquier caso, todos están comprometidos en su juicio.

El narcisista se mira sólo a sí mismo sin tomar en cuenta los demás o simplemente poniéndolos en un plano inferior. Tienden a desarrollar fantasías irreales de poder, dinero, éxito, belleza o amor ideal.

El complemento perfecto del narcisista es un equipo de trabajo débil; que se la pasa alabándolo, aplaudiéndolo y siguiéndole el cuento para no ser linchados. Son cómplices.

En síntesis: el líder no sólo requiere habilidades para integrar equipos, clarificar prioridades, ejercer liderazgo; pareciera que una condición previa es la estabilidad y la salud emocional. No está fácil.

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